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viernes, 14 de febrero de 2020

Pena

Las penas que se ahogan, en tetra, en vaso, en botella.
Otras dilatan las pupilas.
Otras se fuman, en hojilla, en pipa.
Otras van bien con el amargo del mate, en la mesa, en la plaza.
Otras se escriben.
Otras se ríen.
Otras se sueñan.
Otras quedan en las flores violetas en el rincón derecho de la ventana.
Unas se besan y abrazan sin un mañana.
Unas nos aíslan, nos oscurecen.
Unas nos transforman y las cantamos.
Unas nos erizarán los poros.
Algunas las buscamos, y sin darnos cuenta las encontramos.
De leer penas, de otros versos, que fueron también nuestros penares.
¿Cuántas veces fuimos pena ajena?
¿Cuántas veces seguimos siendo pena conciente?
¿Cuántas veces provocamos pena en otre?
Leer un pre-suicida te ayuda aveces a saberlo.

No hay que dejar de brindar por las penas ajenas.
No siempre se está solo, a sabiendas.
Aveces buscamos la compañía de la pena.
¿Ves que no estás sola pena?

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